AIE cuidando la salud mental de los artistas

Salud Mental

AIE cuidando la salud mental de los artistas

Ya puedes ver el CursoAIE gratuito para socios “Cuidando la salud mental de los artistas” y leer las respuestas del psicólogo Guillermo Dalia.

 

Hace unas semanas, AIE ofreció el CursoAIE gratuito para socios “Cuidando la salud mental de los artistas”, que impartió el psicólogo Guillermo Dalia en la sede central de Madrid y por streaming. 

Además, con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, celebrado el pasado 10 de octubre, se puso en marcha una iniciativa en nuestras redes sociales con un doble objetivo: 

-Dar visibilidad a la salud mental en una industria como la musical, tan afectada por este tipo de dolencias. 

-Abrir una pequeña ventana de consulta a los artistas, para que pudieran plantear sus dudas y los retos más frecuentes a los que se enfrentan cuando se suben al escenario, dándoles respuesta con la ayuda de nuevo de Guillermo Dalia. 

Fruto de esa consulta son las preguntas de los artistas y las respuestas de Guillermo Dalia a las mismas que os dejamos a continuación. 

¿Qué es la ansiedad escénica? ¿Cómo puede superarse?

La ansiedad escénica es un trastorno de nuestra conducta. Está dentro de lo que se conoce como ansiedad social, es decir, el miedo irracional a la evaluación de los demás. Lógicamente, las personas que se muestran ante los demás con mayor frecuencia son las que se exponen en un escenario. Podemos saber si tenemos ansiedad escénica si sufrimos en el escenario, si nuestro nivel, tanto subjetivo (de disfrute) como objetivo (técnicamente) se reduce comparado con lo que estudiamos y preparamos en casa, si encima del escenario baja nuestro rendimiento, si no podemos disfrutar. La respuesta fisiológica (taquicardia, boca seca, temblores, mareos, hiperventilación o respiración agitada, sudoración, etc.) se activa de manera innecesaria y descontrolada y no nos permite llevar a cabo lo que queremos de manera satisfactoria. Además, los pensamientos irracionales, negativos (voy a fallar, todos se darán cuenta de…, no tengo nivel para hacer esto…) aparecen para agravar nuestras molestas sensaciones.

Entre un 70 y 80% de músicos sufre ansiedad escénica si consideramos que encima del escenario (pruebas, conciertos, audiciones…) bajan el rendimiento y no disfrutan.

Pero sí, la ansiedad se puede superar, también la ansiedad escénica. Se conocen cuales son los mecanismos por los que surge en una persona y las técnicas que debemos aplicar para poder solucionar este problema. Técnicas de relajación aplicada, gestión emocional, visualización, terapia cognitiva, son algunos procedimientos que permiten superarlo. 

Dándole vueltas, pensando en los fallos… a veces pienso que no me compensa. No consigo desconectar. Cuando me bajo del escenario me paso toda la noche dándole vueltas.

Esto, por desgracia, es algo habitual en la relación amor-odio con el escenario que tenéis todos los músicos, intérpretes, actores… Lo primero que podemos decir es que hay que intentar no evaluarse como lo hacéis, y mucho menos al bajar del escenario. En esos momentos de excitación vuestro cerebro no está preparado para evaluar de manera objetiva lo ocurrido. Es normal que lo percibáis de forma negativa en esos momentos, negativa y distorsionada.

Una característica que tenéis es que siempre os estáis evaluando, en cada ensayo, en cada concierto, en cada estudio, en cada prueba… es algo terrible, es causa y efecto de la ansiedad escénica. “No pienses, no preguntes” sobre lo realizado, no busques la aprobación de los demás (otro de los enemigos que tenéis y que os aplasta). No hay que evaluarse y menos en “caliente”, cuestión distinta es ya en frío, cuando han pasado unos días repasar lo realizado para poder corregir si es necesario algo, cambiar o modificar algo, pero no para valorar lo realizado.

Vosotros veis los fallos, los detalles pequeños que no han ido bien. Pero el público no ve eso, ve lo global, y si a veces ve los fallos, estos están dentro de todo lo realizado en el escenario y suelen “diluirse” con todo lo que no han sido errores.

Desconecta un día a la semana como mínimo de la música, de tu trabajo, en pasatiempos que te llenen y que los disfrutes.

¿Es cierto que los músicos tienen más posibilidad de caer en depresión?

Sí, las profesiones artísticas son más propensas a provocar problemas de ansiedad y depresión entre sus profesionales y estudiantes. Las causas son diversas, tanto por temas propios de las artes escénicas: exponerse ante un público, muchas horas de soledad ensayando y repasando, estar pendientes de lo que dirán los demás, si gustará al público… Y por temas individuales, como no tener estrategias para poder hacer frente a los problemas y dificultades de la profesión. 

¿Cómo gestionar las expectativas sin frustrarse?

Hay que tener en cuenta cuales son las particularidades de los músicos, para ellos, la música, su trabajo no es un trabajo más, como cualquier otro. Para ellos “ser músico” es una manera de identificarse con su mundo, la vida personal, la personalidad y la vida profesional se mezclan y se confunden entre ellas. Por eso, una frustración, un “fracaso” profesional, musical, se siente como algo muy personal. Este es el primer error que aparece en los músicos.

Existen estrategias psicológicas (terapias cognitivas, de gestión emocional…) que ayudan a los músicos a poder gestionar sus problemas. Pero podemos señalar que algo muy importante para poder hacerles frente es tener una vida personal llena y “fuerte”, que la música no monopolice el tiempo y la vida del músico. Que se tengan pasatiempos, amistades (no músicos), entretenimientos, ilusiones fuera del ámbito musical y que nuestra autoestima  y felicidad se nutran más de estas áreas que de la música y de lo que en ella acontece

Cuando bajo del escenario, aunque la gente me dice lo bien que lo he hecho, no me lo creo. El síndrome del impostor me acompaña desde que me inicié en este mundo

Una canción de los secretos dice “Cuando las luces se apagan y el concierto terminó. Y la música se acaba, entonces vuelvo a ser yo”. Sí, cuando se baja del escenario algunas cosas cambian, deben cambiar, pero para bien. No para evaluarnos, no para ver cómo ha sido el resultado de manera estricta y buscar la aprobación de los demás como algo importante y necesario.

Lo que tienes que hacer es no evaluarte y mucho menos al bajar del escenario, en “caliente”, porque tu cerebro en esos instantes (y durante las siguientes horas) no puede ver las cosas de manera objetiva. Lo distorsionará todo y en muchas ocasiones de manera negativa.

Y hay que fiarse más de lo que te dicen que de lo que sientes, incluso en el caso de que no estés conforme con lo realizado… pues puede que haya personas que les guste. (Al igual que ocurre en ocasiones que estás muy satisfecho de lo realizado y que haya personas que no les guste).

El síndrome del impostor no se supera estudiando más, preparándose más, consiguiendo más éxitos, … sino teniendo estrategias psicológicas para vencerlo. Tener una alta y sana autoestima y que ésta no dependa de los demás, de cada concierto y exposición que realicemos.

Me cuesta mucho gestionar las críticas negativas

No es fácil gestionar críticas negativas, por muy bien que se realicen, partimos de esta base. Lo que tenemos que conseguir es que no nos afecten demasiado. Demasiado sería que nos provoquen emociones displacenteras (pena, tristeza, rabia, …) durante muchas horas o días.

Una característica de los músicos es que siempre os estáis evaluando, siempre, cada concierto, cada ensayo, cada nota, cada entrevista… y esto es muy negativo, porque en todo ello veremos algo que no gusta, alguna crítica que nos puede hacer daño. 

Lo que podemos hacer es aprender a relativizar y verlo todo con mayor distancia, con perspectiva. Por ejemplo, en vez de pensar y machacarse en cosas concretas pensando “… me ha dicho que no le ha gustado, que el sonido era malo, que la afinación no era correcta…” y esto nos lleve a pensar “no valgo para esto, todo el mundo se ha dado cuenta…” Relativizar lo ocurrido: “puede que tenga razón o puede que sea su opinión”, “no puedo gustar a toda la gente”, “llevo años haciendo esto y las cosas marchan”, “me dedico a esto, si lo hiciera tan mal no estaría donde estoy”.

Ante las críticas, ver si son constructivas y útiles, si son así podemos aprender de ellas (sin que nos afecten demasiado). Si son críticas no constructivas y con las que no estamos de acuerdo, pues no hacerles caso, pensar que es normal y lógico que piensen así.