Albert Bello & Oriol Quartet

Albert Bello & Oriol Quartet

Guitarra, violín, guitarra rítmica y contrabajo

  • Universidad Complutense 23.03.2017
  • Universidad de Alcalá de Henares 12.07.2017
  • Teatro Albeitar - LEÓN 14.12.2017

Habiendo compartido toda una década juntos, ahora de lo que tienen ganas es de disfrutar y hacer disfrutar, de tocar aquello que más les apetece y hacerlo en un formato que les permita estar cómodos para dejarse ir mostrando en el escenario todo lo que han aprendido hasta ahora. Trabajan con temas propios y versiones, pero siempre han rehuido de la copia. La influencia más básica es la del jazz manouche y, en este sentido, no se puede olvidar el referente en mayúsculas, el Quintette du Hot Club de France, liderado por Django Reinhardt.

Este nuevo proyecto musical no es un proyecto cerrado si no que se basa en la libertad musical de estos dos músicos y de aquí tengamos que esperar una evolución abierta y sorprendente. Albert y Oriol son sinónimos de improvisación en estado puro, energía positiva, alegría y diversión.

Boston Bridges, el hijo natural de un encuentro entre músicos de procedencias e influencias diversas, un disco inevitable y precioso en el que conviven seis piezas de Albert Bello con otros tres temas clásicos del jazz manouche: la música de los indómitos, de los inquietos, de los excluidos, de los que escapan, de los que buscan, de los que encuentran. Música nunca acabada sin la magia del instante, siempre renovada a partir de la improvisación. Música llena de verdad en manos de unos intérpretes que tienen el jazz manouche y el bluegrass como influencias, pero que buscan y encuentran nuevos caminos en los temas de Albert Bello y de Django Reinhardt, siempre presente.

Boston Bridges  expresa esta fascinación por la frontera y el encuentro, la voluntad de superar los márgenes, de saltar los muros para estar en tierra de nadie, para encontrar lo inesperado de la mano del tándem Saña-Bello.

Saña-Bello exploradores, pioneros, virtuosos, comprometidos, Saña-Bello generosos que nos conectan hoy – en este segundo disco grabado en Boston – con músicos de la otra banda del océano. Porque si la música es un camino, el jazz siempre es un puente.