Parte II: ¿Cómo avanzar hacia una industria de la música más sostenible?
En la primera parte de este artículo, recogimos que, desde un punto de vista económico, práctico y operativo, el derecho de remuneración de gestión colectiva es una solución deseable, viable y factible.
En la primera parte de este artículo, recogimos que, desde un punto de vista económico, práctico y operativo, el derecho de remuneración de gestión colectiva es una solución deseable, viable y factible. Mientras que, desde el punto de vista jurídico, este derecho está alineado con modelos plenamente consolidados en otros lugares del mundo.
Entonces, si es una solución óptima, ¿por qué no se ve con buenos ojos su aplicación?
A nivel de debate público, existen una serie de mitos que, de facto, han bloqueado su implantación global. Estos mitos se agrupan en una triple perspectiva: económica, de impacto y operativa.
A nivel de impacto, frecuentemente se alude a que sería un derecho que apenas tendría impacto en el colectivo de artistas. En este punto, cabe recordar que en todo caso se trata de un ingreso adicional a los acuerdos que los artistas tienen con sus compañías discográficas y, principalmente, abre la oportunidad de recibir regalías del streaming a coristas y músicos de sesión, que actualmente se ven totalmente desplazados en el reparto de los ingresos que genera.
Desde un punto de vista operativo, se ha indicado que este derecho de remuneración aumenta los costes de administración y no añade apenas valor. Esta cuestión está desacreditada desde el momento en el que se aprovecha la actual capacidad tecnológica y de negocio de las entidades de gestión colectiva.
Y desde la perspectiva económica, compañías discográficas y plataformas de streaming suelen argumentar que disminuye sus ingresos y márgenes, impactando directamente en su capacidad de inversión. Este argumento es débil si consideramos que la industria de la música ha duplicado sus ingresos desde 2016, marcando varios récords históricos en años sucesivos en términos absolutos. Y si tenemos en cuenta que las suscripciones premium crecen anualmente, multiplicando el valor de dichas plataformas.
Como muestra de lo anterior, el caso de España sirve para desmontar estos argumentos desde la realidad de los hechos. El derecho de remuneración de gestión colectiva lleva vigente en España desde 2006. Desde entonces, más de 70.000 artistas de todo el mundo han recibido ingresos del streaming vía AIE. Muchos de ellos, músicos de sesión y coristas que han visto cómo la utilización de sus grabaciones en el streaming les ha generado rendimientos económicos por primera vez.
A nivel de industria, la fría comparativa entre los datos presentados por Promusicae e IFPI para el ejercicio 2024 a nivel España y a nivel global deja claro que el impacto anunciado en los ingresos de las compañías discográficas y plataformas es apenas visible. De hecho, mientras los ingresos de la industria de música grabada en 2024 han crecido en un 4,8 % a nivel mundial (IFPI), en España el crecimiento ha sido muy superior, situándose en el 9,42 % (Promusicae). Asimismo, durante el mismo período los ingresos del streaming han crecido un 9,50 % interanual a nivel mundial, mientras que en España lo han hecho a un 12,94 %.
A la vista de estas cifras y considerando que el derecho de remuneración de gestión colectiva, gestionado por AIE, es efectivo en España desde 2018, cabe concluir que los argumentos tradicionalmente utilizados para minusvalorar su potencial implementación en distintos territorios se basan o bien en hipótesis de partida erróneas o bien en argumentos de parte, pero en ningún caso pueden considerarse elementos razonables en un debate serio.
En definitiva, la industria de la música, incluyendo a las plataformas, debe felicitarse por el giro de guion que el streaming y nuevos modelos de negocio supusieron para los ingresos generados por la distribución de música grabada. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la sostenibilidad del ecosistema musical sigue siendo uno de los retos vigentes y que el streaming ha traído nuevas complejidades a un modelo ya de por sí desequilibrado.
Por este motivo, en AIE defendemos que es imprescindible poner en marcha soluciones efectivas para avanzar hacia un escenario más justo y equilibrado, que permitan avanzar hacia el alineamiento de la generación y captura de valor en la música. En este punto, el derecho de remuneración de gestión colectiva en el ámbito digital, por la puesta a disposición de música, es una fórmula probada y consolidada, cuya adopción en los distintos territorios supondría un avance económico y de reconocimiento para el colectivo de artistas y músicos de sesión, sin comprometer la posición actual del resto de agentes.